Los vientos traen el olor del mar.
La sal y la arena, la luz del sol.
El cielo se viste de color,
de luz, de cristal.
Mis ojos se acostumbran al alba.
Mi cuerpo al trabajo duro.
Mi mente al sacrificio celibe y santo
de la entrega a lo Altisimo.
El Enemigo ataca, tritura
egos y tratados falsos de elogios
y sarcasmos. Risas que se plantan
en lagrimas de amargura.
Campesino, arado y buey...
la semilla ya estaba plantada.
El fruto sale...ataca. Destruye.
Ahoga. Confunde.
Pero El Sembrador siempre corta.
Tritura. Separa. Ataca. Quema.
Replanta. Por que? Porque nos ama.
Esperando la respuesta...El siembra Esperanza.
Fruto eterno que en cada sonrisa
crece, y nunca muere.
Semilla que se reproduce
con ganancia al 30, 60 y 100.
Esperando en El....
que aun si no hay cosecha...
ese Fruto siempre crece:
Siempre Hay Esperanza.
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