Sunday, June 3, 2012

Montecristo

El espiritu de la Providencia me abandona, luego de bendecir a cada uno 
de los pocos que siempre estuvieron conmigo.
Juego a ser Dios, y me atrevo a tomar por un efimero momento su espada de justicia
y tomo mi venganza por mi mano. No es necesario derramamiento de sangre.
Para volver a vivir, tuve que morir. Solo las nubes lloraron en mi funeral.
El miedo fue mi mortaja. Y me lanzaron al mar de las pasiones humanas.
Casi desaparesco sin regresar a la superficie.


Encontre mi riqueza. Un tesoro, que aun estando dividido en 3...son Uno solo.
La cura a mi enfermedad fueron simplemente dos remedios:
El Tiempo y el Silencio.
Trato de hacer algo...Si es que eso que hago merece la pena de llamarse "algo".
Mi mente divaga en teorias complejas. Hombre al fin. Dios lo creo todo simple. Al ser simple...se hace perfecto. Pero no me cabe en mi cabeza la simpleza de la vida.


Mi piel se palidece. Mis ojos se acostumbran a la oscuridad. Mis maneras se amoldan a lo que la sociedad decente quiere ver y oir. Mi palabra no es mia ya. Mis pensamientos pelean por evolucionar. Mis riquezas las lanzo hacia arriba, sin ver si me afecte o no. Los que en mis malas estuvieron conmigo...en las buenas estare con ellos. Los que de mi se olvidaron...No hay necesidad de venganza. La venganza es contra mi mismo. Contra mi viejo yo. Para cuando vuelva a ver su velero rapido y negro como la noche, traspasando las olas del mar de mi corazon. 


Tengo el Silencio como esclavo. Un eunuco sin lengua que me sirve con presteza y devocion. Tengo a la Soledad como mi esclava y amante. La cual estoy aprendiendo a amar. La cual, le digo que la amo...pero como la amo, deseo qu vuele lejos...para que otro descarriado pueda encontrar paz y armonia en su interior; junto a ella. Pero no. Esa Soledad, de cabellos negros, y ojos claros; llora y gime en mi corazon y desea morir conmigo. 


Soy extranjero en este mundo. Se de donde vengo..pero no se a donde pertenezco ni hacia donde me dirijo. No se si encontraran o algo de Occidental, Oriental, Salvaje, Canibal, Europeo...no importa. Mi vida se rige por lo que me diga el Espiritu de Dios...Como siervo y emisario fiel, cumplo lo que me dice y espero paciente a dar mi gran golpe. Ya no soy ese Edmundo Dantes tan volatil, inocente e ingenuo. No conosco mi titulo en esta sociedad de "nobleza". Solo se que mi tesoro lo encontre en Montecristo.

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