Ver los embistes del corazón, y sentir como
tiemblas, y lloras, y sufres; como la soledad quema, porque sabes que duele en
el alma ver como las cosas que amas se van y se alejan de ti...No es fácil.
Vivimos en el taller de la vida, donde Dios nos forja a su imagen y semejanza.
Nuestro cuerpo se desarrolla fuerte contra los embistes naturales, pero y
nuestro corazón?
Algunas personas viven su vida, trabajando
con un corazón de papel: De esos que se dejan ensuciar de cualquier garabato
que la vida les impregne, y son tan débiles que con un soplido haces que
pierdan su fuerza. Hay otros corazones, que son de piedra. Que no sienten nada;
que se sienten fuertes sin necesidad de sentir, pero que no saben que gota a
gota la piedra de parte en dos. Hay otros corazones, que son de esponja. Todo
lo absorben, pero cuando quieren expulsar lo de adentro, quedan sucios por
dentro y destilando tristezas y decepciones. Otros lo tienen de madera, como yo
lo tenia. Un material vivo. Se ensancha, se achica. Se tiñe, se pinta. Pero
cuando lo cortan ya no vuelve a ser el mismo.
Pero he cambiado mi corazón por uno forjado
en acero. Así me lo enseño un hombre sabio:
Iba caminando por los talleres de la vida,
cuando un muchacho... muy parecido a mi, iba saliendo de la herrería de Dios,
caminando pesado y sudoroso pero con una gran sonrisa en los labios. Le
pregunto que porque tanta felicidad?
Al volverse a mi, veo en su mano su corazón,
todo negro y abollado. Le volví a preguntar...pero agregue...Y mas con tu corazón
todo herido!...Yo que vengo a reparar el mio de madera a ver si pone algunas
estillas de compañía, y compasión.
El ríe con su risa medio burlona pero
alegre y me dice con una seguridad y paz increíble:
"El metal
forjado se ve negro y un poco feo
Pero puede durar intacto
mas de mil años
Y para forjar el
metal se debe golpear
En cada golpe se le
quitan las impurezas, Y asi queda puro
Cada golpe del corazón
duele
Pero es para algo
bueno....Las cosas buenas llegaran chico. No te preocupes."
Solo pude sentir las lagrimas en mis
mejillas!... Simplemente tenía razón. Mire a la puerta de la herrería. Vi como
Dios preparaba su martillo y me brindaba una sonrisa benigna y acogedora. Me
toma de la mano, y me dice:
Hijo, es hora de hacer un buen cambio en tu
vida.
Tomo mi viejo corazón de madera, y lo tiro
al fuego. Era hora de comenzar a martillar.
La vida martillea y martillea, y te das
cuenta!...Porque lo sientes. Pero asi como somos feos o feas por fuera, negros
de hollín, abollados y sin forma, sabemos que nos hacemos fuertes, Dios mismo
nos da forma con las veces que nos sentimos solos, las veces que aguantamos ver
como otras personas se expresan su amor, al poder ver las circunstancias
como cambian en nuestra contra, al ver como la tentación nos hace volver a lo malo.
Pero no sabemos el valor de esos martillazos. Así nos volvemos valiosos para
que cualquier corazón, sea de papel, piedra, esponja o madera se cubra en
nosotros, ya que con nuestro corazón fuerte y duro como el acero, podemos
aguantar los latigazos de la vida que ya hemos pasado y que ellos no pueden
aguantar. Fuerza, Corazón Forjado! Cuando El Gran Herrero termine su obra, ni
te acordaras de ese corazón negro y abollado con el que comenzaste tu cambio!
By Ado y GLS
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